CERRAR GAROÑA ES POSIBLE
CON
UN COMPROMISO REAL Y COMPARTIDO
Las personas abajo
firmantes, como parte del plural tejido social alavés, nos sumamos a la Iniciativa
Araba sin Garoña para dar continuidad al Manifiesto presentado el 24 de
marzo de 2012 en el frontón Ogeta. En ese escrito, 250 entidades alavesas de
todo tipo instaban “a la representación
política alavesa y a las instituciones estatales competentes, a emprender las
actuaciones necesarias para hacer respetar la voluntad popular mayoritaria de
la sociedad alavesa”.
Fruto del trabajo unitario
de organizaciones sociales, sindicales, vecinales, así como de los concejos
alaveses, desde nuestra absoluta independencia y enriquecedora pluralidad,
conseguimos que todas las fuerzas políticas se pronunciasen a favor del cierre
definitivo de la central nuclear de Garoña. Desgraciadamente, las declaraciones
de intenciones no son suficientes para conseguir el objetivo perseguido.
En 2017, tras cuatro años
desde el cierre de la central nuclear, estamos a las puertas de que el gobierno
del Partido Popular, amparándose en un dictamen -ni neutral ni técnico- del
Consejo de Seguridad Nuclear, emita una orden ministerial dando luz verde a su
reapertura. Llegar a esta situación no sólo ha sido posible por la actuación
del Partido Popular, mediante un cambio en la legislación que convirtió el
cierre definitivo en provisional o la conversión del CSN en un apéndice más del
ejecutivo, sino por la falta de implicación real durante años de los partidos
políticos que defienden en público el cierre de la central, pero no ponen sobre
la mesa los instrumentos necesarios para llevarlo a efecto.
Cuando se inició el proceso
de tramitación de la reapertura en 2014, solicitamos que los partidos, de forma
conjunta, adoptasen una serie de iniciativas (vía legal, recurso a las
instituciones europeas, cambio de suministrador eléctrico y modificación del
CSN). En 2015, tras su toma de posesión, demandamos al actual Diputado General
de Álava la creación de una comisión interinstitucional. Buena parte de estos
compromisos no han sido cumplidos.
Pensamos que ya es hora de
mojarse, de poner en valor la mayoría tanto social como parlamentaria. Garoña
ya fue objeto de negociación política en el pasado para prorrogar su actividad,
como hoy lo están siendo otro tipo de proyectos. Ha llegado la hora del
compromiso expreso de poner el cierre de Garoña encima de la mesa de
negociaciones. Para ello emplazamos a
los partidos políticos con representación en Álava a supeditar cualquier
eventual acuerdo con el gobierno del Partido Popular, a que la preceptiva orden
ministerial sea contraria a la reapertura de la central.
Demandamos eficacia en la
acción política y no iniciativas que sólo parecen buscar un “efecto placebo”.
En esta línea, solicitamos que Garoña
sea un tema prioritario al abordar las negociaciones de los presupuestos
generales del estado, así como cualquier negociación que tenga relación
con el Ministerio de Energía, incluyendo -ante una eventual orden ministerial
favorable a la reapertura- recurrirla hasta última instancia.
Para la ciudadanía alavesa
sí existe una línea roja: la del respeto a la voluntad popular mayoritaria que
lleva años exigiendo el cierre definitivo de esta central nuclear. Actuando de
forma conjunta y sinérgica, todavía estamos a tiempo de evitar que se traspase
esta línea: la sociedad alavesa llenando de nuevo las calles el 18 de marzo;
los partidos políticos dando respuesta a este emplazamiento y colocando la no
reapertura de Garoña entre sus prioridades.
Vitoria-Gasteiz, 4 de marzo
de 2017
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